miércoles, 2 de enero de 2013

El secreto es que sea Royal


O no. Una cucharadita nomás, y ya está, con eso está pronto.
Te duele la cabeza, una pastillita y ya está, con eso está pronto.

Desde la Edad Media, existen "pócimas" que pretenden resolver nuestros problemas de forma rápida, y eficaz. Durante el paso del tiempo, hemos formado parte de una batalla por conseguir la mejor solución en el menor tiempo posible, para nuestra satisfacción y el ahorro del tiempo. Cada vez tenemos menos tiempo y más cosas para hacer, y abundan éste tipo de pócimas de cualquier índole, que gustosamente seguimos consumiendo, manteniendo costumbres que hace miles de años teníamos. Inciensos para el amor, ajos para la suerte, pastillas para virilidad, para mayor rendimiento, para estudiar, para la vejez, para placer, vasos dados vuelta para encontrar cosas, cruzar los dedos mientras un perro garca, persignarse al pasar por una iglesia, preparados de hierbas curativos, y muchos más.
¿Qué está primero? ¿el sugestionamiento inconsciente o el efecto real?
Tenemos el poder dirigir muchas más cosas de las que creemos, y ante situaciones desconocidas atribuimos significados a las cosas tomando el camino racional fácil.
Si nos indican un medicamento, y sin darnos cuenta es una pastilla de talco, igual tenemos mas probabilidad de mejoría, que si no tomáramos nada, porque nuestras espectativas cambian a consecuencia de un feedback recibido y un sugestionamiento generado. De forma inversa, una inyección nos parecerá que duele más si nos dicen que es dolorosa, que si nos dicen que es un "pinchazo apenas y nada más".
Tantas pastillas, y tanta moda de tomar cosas para mejorar, curar y potenciar hace que al final terminemos deteriorando o sobregirando el instrumento mas importante que tenemos, el Cerebro.
No te exijas más de lo que podés dar, si no tu salud va a estar en juego. Si levantás tu vara de rendimiento, puede que no puedas bajar más, te acostumbres y lo peor de todo, una enfermedad te pase factura.

La próxima vez que te duela la cabeza, probá desconectarte con una siestita de 20 minutos, en lugar de una aspirina, en una de ésas, es tu cuerpo pidiendo que aflojes.

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